Después de escuchar esto, él se calló. Cogió su abrigo y se marchó.
Dos días después pensó: ¿la vida muy injusta?
Injusta es la enfermedad de un crío. Injusta es la paliza que recibe una mujer sin saber por qué. Injustos son los muertos de un atentado. Injusto son los 11 euros que se pagan por una copa de garrafón que os envenena y seguís bebiendo. Injusto es un suspenso después de meses de estudio. Injusto es una tasa de paro que supera la barrera del sonido. Injusto es tener hambre y nada que llevarse a la boca. Injusta es la sequía cuando hace años que no llueve. Injusto son los sueldos de mierda con los que se roza el umbral de la pobreza. Injusto es tener instinto maternal y no poder regalarlo. Injusto es la vida de los reyes magos, toda la vida repartiendo sin recibir nada a cambio. Injusto es engordar con sólo respirar aire. Injusto será el domingo cuando se vea como los sinvergüenzas vuelvan a ocupar el trono del poder. Injusto es estar cachondo y que no se le levante. Injusto es el precio de la dorada a tres días de Navidad. Injusto es un juicio sin conocimiento y más injusta puede ser una sentencia. Injusta es la prostitución por la supervivencia. Injusta es la caída del pelo a partir de los cuarenta. Injusta la paliza en el gimnasio por conservar la dignidad abdominal. Injusto es tener una lata, y nada con qué abrirla.
Injustos somos todos cuando no queremos como quieren que queramos. Injustos somos todos cuando no nos quieren como queremos que nos quieran.
Injusto fue el beso tan triste como el pésame que le dan a una viuda que acaba de perder a su marido.
Injusto soy yo cuando no quiero serlo y tengo que hacerlo ¿por qué? Porque soy injusto. Lo sé, y a pesar de ello te seguiré queriendo y lo sabes ¿es injusto? Tú lo sabes. Yo también, y ahora me pregunto, ¿por qué no hacemos justicia? Porque ahora mismo tú no puedes y mañana no lo sabes y yo ahora mismo no quiero y mañana no lo sé.
¿Eso también es injusto? Tal vez sí.