Dicen que en una como estas, tal vez más grande y más lujosa fue donde se fraguó el final de The Beatles. La culpa se la echaron a Yoko Ono.
Dicen que algunos de los acuerdos políticos más importantes de la historia se gestaron en una cama y que uno de los contratos publicitarios más jugosos de nuestro país, se firmó después de una gran siesta en una gran cama. Pero todo esto lo dicen. También dicen que un tercio de nuestra vida la pasamos aquí, en una como estas, yo apostaría a que en mi caso es menos, pero no lo vamos a discutir.
Las discusiones más monumentales se fraguan en la cama, al igual que las reconciliaciones más duraderas.
De pequeño tuve una cama de 1.05. Una cama de madera oscura con sus pies y su cabecero. Con una colcha azul de ovejas blancas a juego con las cortinas que luego dieron paso en la adolescencia a otra colcha, ésta de cuadros color grana. Esa fue mi cama hasta los 18 años.
A partir de ahí comenzó un periplo de camas y habitaciones, parecido al de un feriante con su tómbola. Cama de residencia estudiantil, cama de hotel, cama de pensión, cama de piso, cama de piso con galería, cama empotrada, cama en casa del abuelo, cama de la nueva casa de mis padres, cama de piso compartido…Ya solo me faltaría tu cama y la mía, porque con este ritmo todavía no tengo claro cuál es mi cama.
Me gustan las camas amplias. Dormir en el lado más cercano a la puerta y siempre con pijama, incluso cuando el calor en Madrid se hace insoportable. Las sábanas ligeras y lisas por favor y si ya huelen a suavizante, un lujo entre los lujos. Ya no ronco pero doy las mismas vueltas que Marco para buscar a su madre. Por la mañana en mi cama parece que dormimos yo y el séptimo de caballería. Acostumbrado a dormir sólo me agobia que me abracen. No me gusta desayunar en la cama, pero sí me parece un placer leer todos los periódicos mientras de fondo escucho la radio, costumbre matinal de domingo.
Siempre he tenido curiosidad por saber de qué hablarían unos padres en la cama, los míos por ejemplo. A pesar de dormir muchos años a su lado jamás los escuché. ¿Y de qué hablarán mis abuelos después de más de cincuenta años durmiendo juntos? Me gusta imaginar conversaciones de cama entre mis amigos.
¿De qué hablarán dos hermanos que comparten habitación? ¿Hablarán los políticos de política con sus parejas en la cama? Si no lo hacen, deberían de hacerlo. ¿Le cantará al oído el cantante a su amante? ¿Le escribirá notas el poeta a su musa debajo que dejará debajo de la almohada? Y un cocinero ¿le preparará souflé los domingos y se lo llevará a la cama? ¿De qué hablarán en la cama unos padres que tienen al lado a su bebé recién nacido? ¿Y los viudos hablarán con sus ya difuntos? ¿Hablará ella con el gato que duerme a sus pies?
Tú y yo creo que deberíamos de hablar en la cama, aunque sea del tiempo, ¿no crees?, por cierto hace frío para estar en junio.