Hace unos días compartí y publiqué en mi muro una carta que se convirtió en viral en la que una chica hablaba de la independencia de las relaciones en pareja.
La carta empezaba con un QUIERO enorme… Supongo que todos queremos algo de la vida aunque siempre es el destino el que decide si “ese quiero” se convierte en realidad o no. Yo también quiero.
Yo también quiero hacer pelotas con tus calcetines.
Yo también quiero leer las páginas impares del periódico, mientras tú lees las pares.
Yo también quiero enfadarme porque has salpicado todo el lavabo de pasta de dientes.
Yo también quiero compartir el jersey azul contigo.
Yo también quiero añadir detergente, leche y cereales a tu lista de la compra.
Yo también quiero decirte que no 10 veces antes de decir que sí.
Yo también quiero que el mi zumo tenga pulpa y el tuyo no.
Yo también quiero que viajemos en silencio sin saber muy bien hacia dónde vamos.
Yo también quiero que mis 22 h sean las tuyas, y que las tuyas sean las nuestras.
Yo también quiero que el mar te guste en verano y la montaña en invierno.
Yo también quiero que me hables de quien te apetezca, pero quien más te apetezca sea yo
Yo también quiero que me llames a gritos porque la pasta se está pasando.
Yo también quiero que me digas que esos pantalones no te gustan y que vas a matar a ese peluquero que me ha hecho tal trasquilón.
Yo también quiero que no te guste la película que a mí me ha encantado.
Yo también quiero que te cueles en el baño porque llegas tarde.
Yo también quiero que llores cuando yo me río y te rías porque yo lloro.
Yo también quiero que sepas donde está la caja de las fotografías.
Yo también quiero que tu pijama esté debajo de mi almohada.
Yo también quiero que mis amigos sean nuestros y los nuestros tuyos…
Yo también quiero subirme en tu bicicleta.
Yo también quiero morder chocolate amargo.