MI LUGAR LLAMADO DONDE

FACHADA

MI LUGAR LLAMADO DONDE

Siete meses sin jugar con Diego, sin coger en brazos a Hugo que ya no sé si podré con él. Sin tomarme una caña con mi cuñado, sin compartir una sobremesa con mi hermana. Sin ver a los abuelos, sin comer caldo. Sin contemplar el mar del norte, sin fotografiar una puesta de sol en el Cabo. Sin ver cómo ha cambiado la huerta, sin ver cómo han crecido Julia, Candela, Carlos, Iván, Paula, Nadia, Lía o su hermanito que está en camino. Sin correrme una juerga hasta el amanecer con ponteses y pixines. Sin mojarme “el orballo”, sin hablar del nordeste. Sin oler a eucalipto recién cortado o sin ver esa chimenea tamaño Goliat.

Siete meses que en cierto modo yo he decidido porque necesitaba saber dónde definitivamente quería que estuviese mi lugar, ese lugar llamado dónde y del que en otra ocasión ya he hablado. Siete meses en los que me he perdido momentos que nunca me había perdido antes, como los carnavales, las fiestas de mi pueblo o los cumpleaños y bodas de algunos de vosotros. Siete meses que inicialmente han sido duros porque “la morriña” tan propia de esas tierras nuestras se me agarró al pecho como si de un catarro mal curado se tratase pero siete meses en los que finalmente han cambiado muchas cosas.

A Víctor, a Patrick, a Albino y a Carlos porque sois grandes compañeros de trabajo. A la vuelta más y mejor. Toca izar velas.

A Jesús y a Belén porque habéis estado continuamente al pie del cañón con mi vida laboral.

Al mundo Lope, a Pilar, a Emilio, a Teresa, a Juan, a Gisela, a Ane, a sus croquetas o a su espectacular huevo de ganso.

Al mundo Quoncor: David e Irene.

A “la Susi” y a “la Ra”, las amigas de Ángela porque sólo existe el optimismo.

A Rosana, a Ana, a Mar, a Encarna, a Noemí, a Elsa, a Edu y a Óliver porque vinisteis y compartisteis unas horas de mi nueva vida.

A Nuria, porque nos hemos reencontrado.

A Ana, a Fer y ahora también a Lúa, con vosotros voy a Cariño casi todos los fines de semana.

A Sara, a Amelia, a Rafa y a Alex, a Fernando y a Luca, a Ana, a Belda, a Raquel y a Juan al grupo de Matildos porque sois una familia.

A ti Teresa porque siempre estás ahí desde hace ya unos cuantos años, pero tranquila que esta vez no hablaremos de la edad.

A ti Ángela, por tanto, o por todo.

Y a ti Javi porque ahora ya sé cuál es mi lugar llamado donde.

PD: Las llamadas, las quedadas, los vinos y los cafeses pendientes, mil disculpas. A partir de septiembre retomamos.

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