Voy a tomar prestado para mi post de hoy el tuit de una amiga de una amiga: “La vida mejor, es la vida sin bragas” o lo que es lo mismo en tono más suave: “La vida pirata, es la vida mejor”.
Leo a diario en las redes sociales frases, textos y mucha, mucha retórica de cómo cada uno vive su vida o la vida de los otros. Aquello que siglos hace decía Fangoria de a quién le importa ha quedado en desuso, al final a todos nos importa la vida de todos y si no, ¿qué hacemos aquí?
De todas formas hoy no van por ahí los tiros, si no por otros derroteros, ¿vivimos la vida que queremos o la que el destino nos va imponiendo? ¿Hay una vida mejor?
Pues en el más allá no lo sabemos porque todavía nadie ha vuelto para contárnoslo y por muchas “pamplinas” que algunos pretendan vendernos yo por ahora pertenezco a la religión del: “si no lo veo, no lo creo”.
En el más aquí está claro y es evidente que sí, si no, por qué existen las playas paradisíacas, las camas balinesas, la arena blanca, el sol tostándome, el agua verde esmeralda, el arroz con leche, los mojitos como el que nos tomamos el domingo, o los abrazos que nunca me das y los besos que nunca llegan.