UNA PRÓXIMA PARADA Y UN HASTA PRONTO

Instintivamente los seres humanos buscamos las herramientas que tenemos más a mano y con ellas vamos diseñando un camino en base a nuestras posibilidades y unos patrones sociales preestablecidos por no sé quién y no sé cómo.

Todo el mundo aspira a tener una formación porque así se lo exigen, una pareja porque su corazón se lo pide, un hijo porque tal vez sea la mejor herencia que uno pueda dejar en la tierra y una casa, otra en la playa, un coche, otro para cuando vengan muchos niños o un teléfono de última generación porque Mr. Marx y su capitalismo así nos lo han ido imponiendo.

Todo esto es muy bonito hasta que llega el azar y juega tus cartas, a veces a favor y otras en contra, en ocasiones el camino es recto, pero en otras ese camino es un sendero de baches que nunca llega a su meta.

El vuelo con destino a Madrid sale hoy a las 20.10. Allí esperan algunos amigos que siguen pendientes de mí como si fuese un hijo o un hermano, un par de  posibilidades de trabajo, varios libros pendientes de ser leídos, medio ciento de textos para ser corregidos, editados y publicados. Una casa recién pintada de blanco, un ruido del que prefiero no acordarme, unas fotos para ser recogidas, otras que todavía están sin hacer y algunas historias que tal vez sí merezcan una oportunidad.

Aquí dejo un cielo gris que no dio tregua ni un solo día, un mar hecho una furia, unos paseos agradables y en silencio. Una hermana que espera dulcemente, un sobrino que aunque todavía no del todo consciente no espera tan alegremente. Unos pensamientos que me acarician hasta atormentarme y mi gente, alguna a la que esta vez no he visitado y que espero que acepten mis disculpas. Unas fiestas tranquilas, sin atropellos, sin excesos.

Conmigo me llevo además de a una infanta recién imputada, a un rey que tal vez ya tendría que ser amputado de su cargo y un sistema político de faralaes, el cariño de una familia que llena una de mis maletas y con la que prometo hablar con más frecuencia. Un aparato para mis dientes que no se ajusta como debería. Un reloj nuevo que sus majestades han considerado necesario y que sé que tratará de poner orden al desorden, y una ilusión que como los globos de helio, vuela y vuela y no logro sujetarla, ni tampoco perder de vista.

Con la maleta ya lista para cerrar le pongo el candado y un hasta pronto que me gustaría que llegase en Marzo, con los carnavales y con un disfraz que este año más que nunca cobra un sentido especial porque cuando uno no sabe lo que va a ocurrir en su vida tiende a dejarse llevar. Próxima parada: sin destino.

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