Hace un año Don Destino nos enviaría a nuestro país a Don 2013 Valiente Hijo Puta y con él a las 7 plagas de la Apocalipsis que nos atormentarían durante 365 días con sus 365 noches. Y se escuchó una voz desde el Congreso que gritó: ¡id y derramad sobre el país mierda e injusticia!. Así comenzó el año:
El primer jinete llegó y derramó el espíritu de Eduardo Manostijeras que se dedicó a recortar sin tregua hasta desgarrar.
El segundo jinete expandió la injusticia sin piedad por todos los rincones devolviendo a delincuentes, maleantes, asesinos y violadores a las calles para que viviesen en libertad y privando de ella a los ciudadanos honrados y buenos.
El tercer jinete disparó la lacra del desempleo provocando el retorno de los jóvenes a sus hogares o a los aeropuertos hacia destinos desconocidos. A los mayores de 40 los llevaría al desempleo eterno, y a los menores de 25 a la delincuencia.
El cuarto jinete vomitaría una bandada de cuervos dictadores retornando a la sociedad al medievo.
El quinto jinete derramó un aluvión de tasas para los estudiantes que impedirían que siguiesen formándose y llenaría el país de ignorantes y analfabetos.
El sexto jinete soltó a Alibabá y a sus 1500 ladrones para que robasen sin tregua a los pobres para repartir entre los ricos.
El séptimo jinete cubrió todo el país de estiércol de punta a punta tratando de que aquello llamado estado de bienestar quedase sepultado para siempre.
Y así enterraremos a Don 2013 del que no me quiero despedir sin hacerle tres preguntas: ¿Qué entiende usted por salud?:¿artrosis mandibular? ¿diarrea crónica? ¿insomnio perpetuo?. ¿Y por amor?: ¿colgarse hasta las trancas a la espera de una patada en los huevos?. Por dinero no me lo diga, ya lo sé: depender de los padres hasta que vengan los hijos y si estos no llegan a joderse toca. Y sabiendo esto, para el 2014 cambio mis peticiones: mucho valor, mucha paciencia y unos cojones como los del caballo de Espartero, que falta me harán.
Mañana asistiré feliz a su sepelio de riguroso luto y juro que no me moveré de su tumba hasta que no la vea completamente tapada, cementada, y sellada, más que nada por eso de que “mala herba, nunca morre”. Celebraré su muerte comos si fuese mi pasaporte hacia una vida eterna y no me acostaré sin bailar sobre su tumba.
2013 DEP.