A SU MAJESTAD EL REY

A SU MAJESTAD EL REY

Este año, me llenaría de orgullo y satisfacción no tener que escucharle estas típicas y tradicionales palabras con las que durante años me acompaña mientras trato de cortar el turrón duro. Entiendo que usted posiblemente sea un mandado pero considere la posibilidad de comenzar su discurso de otra manera porque creo que tal y como están los asuntos de palacio y de fuera de él,  en esta ocasión le deberían de buscar a usted otros motivos de satisfacción y orgullo.

¿No piensa usted que sería muy hipócrita utilizar estos adjetivos cuando el país del que usted es cabeza de turco o más bien turco sin cabeza, nada a la deriva?

Tal vez hoy no sea el día más apropiado para atacarle pero con el fin de no dejarlo “con el culo al aire” le sugiero un discurso para esta noche, que aunque no sea el más correcto, si será sincero y mucho más cercano, que es algo que en este país suyo y nuestro últimamente “brilla por su ausencia”, y le aseguro que a estas alturas nada nos pillará por sorpresa.

“Queridos todos (lo de españoles esta vez omítalo y así no se meterá en más líos).

Este año mi familia y yo hemos tratado de sentirnos más cerca del pueblo demostrando que en nuestra prole también dejamos mucho que desear. Tengo un yerno mangante. Una hija presunta. Una mujer sumisa. Una amante elegante. Un nieto mal estudiante…una manada de elefantes y llevo la voz cantante en un país de tunantes.

Les digo que el panorama no es muy alentador. Ya no queda mucho en donde robar, así que yo desde la posición que el destino y la suerte me han puesto trataré, si la salud me lo permite, de buscar otros paraísos en los que entre todos podamos echar el guante. Mientras tanto ya les advierto que para mantener lo poco que queda a flote tendremos que seguir robándoles a ustedes y a todos sus parientes, tanto yo como vuestros presidentes a los que tan alegremente todos les habéis votado.

Hacerles saber que en nuestra familia, la política poco nos importa porque tanto yo como mis vástagos podemos, hacemos, hicimos y haremos lo que más nos convenga por y para nuestros intereses.

Me despido ya deseándoles de mi parte y de parte de todos los míos unas felices fiestas y recordándoles que para bien o para mal y como dice la canción, Sigo siendo el Rey».

2 comentarios en “A SU MAJESTAD EL REY”

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