QUERIDO ESTADO

En los últimos meses me he sentido decepcionado con sus formas y su carácter cada vez más brusco y tirano, me recuerda usted al abuelo de Heide, un viejo huraño y cascarrabias.  Parece que lo que está buscando es que sus hijos y sus nietos (entre los que yo me encuentro)  le cojamos miedo, pues ya le digo que a estas alturas y después de vivir en una democracia casi plena, a mí usted no me va a amedrentar con prohibiciones, órdenes y mandatos varios, que parece que nos quiere imponer porque a sus fieles mandamases “les sale de la peineta”. Es evidente que usted y sus jefes no recuerdan de dónde venimos y mucho menos tienen ni idea de a dónde nos dirigimos.

Entre las muchas prohibiciones a las que nos tendremos que atener si no queremos rascarnos el bolsillo hay auténticas incongruencias. 

1º Se acabaron las acampadas públicas y menos si son con fines sociales, políticos o culturales. Las reuniones ahora en establecimientos privados y de uno en uno. ¡Oiga usted! por si no lo sabe, para que exista una reunión tiene que haber al menos dos personas, si no esto será un soliloquio.

2º No podremos acercarnos ni al congreso, ni al senado, ni al parlamento, desconozco si al hacerlo recibiremos descargas eléctricas pero lo que sí sé, es que la multa máxima supera los 600 mil €. Ya le digo que los únicos que tienen ese dinero son sus dirigentes, el resto de lacayos, y si usted nos lo permite, nos declararemos insolventes.

3º Adiós a las pancartas y banderolas en edificios y también a la recogida de firmas en espacios públicos. A mis tías les digo que las puntillas que colocan en sus balcones al paso de la procesión parece ser que quedan libres del veto. Y yo me pregunto: ¿qué van a hacer ustedes el día 12 de Octubre? Sería divertido colgar bragas, calzoncillos, camisetas de colores, creo que la ropa sí podemos ¿no?.

4º Prohibidas las expresiones que a usted le resulten ofensivas,  ¿quemarán parte del pasado de nuestro país? ¿qué ocurrirá con políticos, cantantes, escritores…? Se lo pregunto porque estoy pensando en meter mis libros de historia, cds de canción protesta etc debajo de una baldosa.

5º No se podrán hacer grabaciones de detenciones, ni de actuaciones de las fuerzas del orden público, y ni se nos pase por la cabeza publicar nada en redes sociales porque entonces el castigo será mayor.  ¿Censura?. Hace unos meses y gracias a una grabación de un teléfono móvil vimos en todos los telediarios como unos “mossos” desalmados machacaban a palos a un presunto delincuente. Ustedes tuvieron que tomar medidas y destituir a esos sinvergüenzas, ¿qué ocurrirá ahora?.  Ellos podrán darnos ¿y nosotros no podremos responder?.  Esto no lo veo yo muy claro. El otro día estuve yo en uno de sus edificios, de esos que están blindados desde la entrada hasta el espolón de la bandera y fui grabado desde que entré hasta que salí por cámaras de todos los tamaños, ¿es mi derecho a la intimidad distinto al suyo?.

Y una de las medidas que me parecen más exageradas y si usted me lo permite, creo que coarta mi libertad de expresión, es la siguiente: será suficiente con que un funcionario, policía o autoridad suya lo decida, para que yo reciba un “paquete” que “me cague en todos sus muertos”, pero tampoco podré hacerlo porque me caerá otro “paquete”.

Y en este punto y haciéndome eco de aquella frase de Sara Montiel, yo le pregunto: ¿pero qué invento es este? ¿No era nuestro país un Estado social democrático y de derecho?

Como le dije al principio hable usted con sus dirigentes (que por desgracia también son los nuestros) y tomen medidas urgentes porque eso a lo que dieron en llamar Constitución allá por 1978 se está convirtiendo en una tragicomedia valleinclaniana.

 Y sin más, reciba un cordial saludo mío y de Michel de Montaigne, -¿qué no sabe quién es?- Sí señor, aquel que decía: “prohibir es despertar el deseo”.